El verano va consumiendo sus últimos días y yo tengo la sensación de que aún no me he quitado el flotador.
Sí, amig@s, la época estival causa estragos en los cuerpos humanos de a pie, como el mío propio y en septiembre nos llegan las facturas de todos los helados y demás chucherías a las que nos entregamos en los meses de calor. A ello le unimos el inevitable síndrome postvacacional tan de moda últimamente (cuando toda la vida lo hemos llamado "Ya se acabó lo bueno"), la vuelta al cole, la subida de la gasolina, del pan, de las consumiciones en los bares.... y el resultado más deprimente no puede ser.
Sí, siento que el flotador se aferra a mi cintura y mis caderas y amenaza con no abandonarme jamás. Todos los años me pasa lo mismo y hasta ahora he conseguido darle esquinazo. Normalmente para principios de noviembre ya me había librado de él. Pero sospecho que este año es más duro de pelar que nunca (claro, el jodío ya tiene mucha experiencia), y además yo ya no tengo ganas de luchar.
No, ya no quiero luchar más contra mi michelín. Me he acostumbrado a su presencia, le he cogido cariño. Y ya se sabe, si no puedes con tu enemigo... únete a él.
Me voy . Tengo una cita con una tableta de chocolate.
1 comentario:
Jajajajja, libérate de esos kilitos poco a poco y se los vas mandando a tu ex por SEUR.
Y gracias por el consejo; procuraré ir echando al michelín para evitar que se apoltrone. Empezaré con indirectas , a ver si se da por aludido jajaja. Y si veo que no hay forma pasaré al plan B. ¿Que cuál es el plan B? Ni idea, ya iré improvisando.
Un beso, guapa y gracias también por añadirme en tu lista de links. Me ha hecho mucha ilu!!!!!
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