11 marzo, 2014

Con las manos en la masa


Hoy en día un@ no es nadie si no sabe hacer cupcakes.


Los cupcakes son los primos lejanos de las magdalenas de toda la vida. Son más coloridos, más elaborados, más recargados, más dulces y  mucho más cursis  que mis queridas magdalenas. Las pobrecillas parecen las hermanas pobres cuando se las compara con aquellos: con su sencillo papelito blanco y  sin parafernalias ni corazoncitos de caramelo, ni crema de color azul o verde pistacho, ni nada de nada (como mucho un chorrito de anís).

En cambio ¡qué gusto da mojar una auténtica magdalena o mojicón en el café o el cola cao de la mañana!!. Una esponjosa, deliciosa, simple y tradicional magdalena... sin aditivos, colorantes, conservantes ni zarandajas.


Ummmmm!! y ese olorcito tan rico...

¿Tú con cuál te quedas??

2 comentarios:

malatesta dijo...

Yo como Antonio Recio, me quedo con las magdalenas de toda la vida. Los cupcakes son demasiado empalagosos; y eso que a mí me encanta lo dulce.

PD: Qué pin-up más picarona :)

Lunaria dijo...

Magdalenas of course. No podemos negar que los cup cake son preciosos pero es que yo no puedo con la butter cream.