14 noviembre, 2005

Recuerdos


Hoy es uno de esos días en los que me paro a reflexionar y veo que con el paso del tiempo me he ido rodeando de una infinidad de cosas superfluas que se han convertido en una especie de capa que me cubre y protege del exterior.
Recuerdos, objetos, que se han ido quedando en los cajones, en los bolsillos de la memoria. Cosas que en algún momento fueron importantes y hoy en día no tienen más sentido que hacer que me aferre al pasado.

Es curioso cómo por más que trato de desprenderme de todas ellas no consigo más que reubicarlas y rescatarlas. Me devuelven la memoria, me transportan a otros tiempos, algunos mejores y otros no tanto. Pero todos ellos forman parte de mi vida, de mi historia personal, y en el fondo no quiero renunciar a ellos.

Alguien me dijo en una ocasión que para ser libre hay que desprenderse de todo lo suplerfluo. Y lo superfluo es todo. Los objetos que guardamos nos atan al pasado. Cuantas más cosas materiales tienes , menos libre eres. Pues bien, yo debo de ser una persona cautiva. Presa de mi memoria. Pero cada cual se tortura como quiere...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nenaaaa!!

Cuánto tiempo sin visitarte. Y cuando lo hago, vas y me pones el texto en negro sobre oscuro y casi ni puedo leerlo. ¡Mala!

Pero cuánta razón tienes. Yo también vivo presa de mi memoria, pero me he acostumbrado a sus grilletes. Además, en cuanto a lo material, soy de las que piensan que, algún día, esas tonterías que guardo volverán a ponerse de moda y seré la más fashion del geriátrico. ^____^

Besazos, guapísima.

S.

Jeremy Fox dijo...

A mi también me cuesta muchísimo desprenderme de las cosas. Me gustaría tener un trastero enorme para poder ir guardando todo lo que ya no uso pero no quiero tirar :D

Saludos