Oosouji （大掃除）

 

Las bragas rojas preparadas, las doce uvas (que no me como nunca) listas, las serpentinas y los petardos esperando ser lanzados por la ventana, el menú planeadísimo, y las lentejuelas de mi vestido deseando brillar como locas el 31 de diciembre.

Pues ya lo tengo todo listo, y ahora qué??

Mis conocimientos de la cultura nipona son bastante limitados, pero en alguna parte he leído que una de las muchas tracidiones japonesas relacionadas con el Año Nuevo es el Oosouji, que significa "gran limpieza". Así que pasan estos días frotando, barriendo y aspirando para recibir bien el año y tirar la mala suerte del anterior fuera de casa. Hala, que corra el aire!!!

 

Así que ni corta ni perezosa aquí estoy dándole al mocho, reorganizando y deshaciendome de todo lo que no quiero en mi vida . Con un poco de suerte matamos dos pájaros de un tiro (qué expresión tan desafotunada): expulsamos la mala suerte y dejamos la casa como los chorro, que buena falta le hacía, dicho sea de paso.

Y no sé si funcionará, pero por intentarlo que no quede.
Falta ya tan poco!!!!!!

¡Chao, chao viejo año!

te irás pra no tornar.

Fuiste bueno, fuiste majo,

Adios, Good bye, "o revuar"

 

¡Listas las uvas!

¡Presto el chmapán!

Que las doce campanadas

en sonar no tardarán.

 

¡Diez! ¡Once! ¡Doce! ¡Mambo!

Bravo! ¡viva! Tararí!

Dosmiltrece ha llegado

Ya está aquí!.

 

Cúbrete con un gorrito,

sopla, sopla en trompetín.

Busca, busca tu pareja...

procura hacerle tilín.

 

Qué será, será el treci??

No te preocupes así,

lanza al aire serpentinas,

burbujas y confettiiiii!!!

 

Aunque me gustaría dormirme hoy y despertar el 7 de enero fresca como una rosa, sospecho que nada me va a librar de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad.

Así que un año más me sentaré a la mesa y compartiré risas y penas (habrá que esforzarse para que sean más risas) con los seres más queridos que tengo en esta vida, que son mi familia.

Por suerte todos nos llevamos bien, de salud vamos tirando, y aunque la economía flojea, no nos podemos quejar cuando a nuestro alrededor vemos a tanta gente sufriendo y pasándolo verdaderamente mal.

Enmedio de toda esta farsa aún queda algún motivo de celebración y alguna cosa que agradecerle a la vida.

Consumo con sumo cuidado

Paradojas de la vida.

Nos encontramos en un momento Retro-Retro-Retro, donde todo parece que va para atrás. A tenor del título de este blog, una servidora debería estar como pez en el agua, pero más bien diría que me siento con una merluza en una pecera: cada vez más oprimida.

Las cosas están cambiando y vete a saber adónde iremos a parar y qué tendran que ver estos ojitos.

Pero hay algo que no cambia nunca, y eso es.....  la incitación al consumo. Sobre todo en estas fechas tan "entrañables", en las que se nos bombardea con anuncios de perfumes, juguetes electrónicos de última generación  y superficialidades varias completamente prescindibles, cuando hay tantos millones de personas que no tienen ni lo imprescindible para sobrevivir.

El consumo no se puede detener porque si se para, todo se para. Vamos todos en el mismo carro y ahora toca empujar. Por eso tenemos que seguir consumiendo pero de forma responsable, evitando gastos supérfluos y apoyando a los comercios locales.

La Navidad, le des el sentido que le des, es un tiempo de compartir. Y muchas veces el mejor regalo es tu tiempo y tu cariño cuando es sincero.

De aquellos barros, este lodazal

 

A mediados de los años 60 en los Estados Unidos de América si eras niña lo que más molaba era pedirle a Santa Claus una Barbie Malibou, y si eras un machote un buen rifle. Los había de todos los calibres y tamaños, para cualquier edad (de 0 a 99 años, como los juegos reunidos Geyper).

 

 

Así que medio siglo después aquí estamos, con la mayor tragedia escolar de la historia en Newton, Connecticut. Y el que quiera entender, que entienda.

 

Si pintas con amor...

No soy una experta en arte, ni frecuento galerías vanguardistas  de ésas en las que te ofrecen un cocktail de bienvenida y "suculentos" canapés.
Mis conocimientos sobre la cotización en bolsa de las obras de tal o cual son nulos. Ni me interesan, ni me importan.

Lo que me lleva a valorar si una obra es buena no,  es lo que  me transmite, lo que siento al verla.
Como criterio es un poco primario  pero a fín de cuentas es el auténtico, el que vale, ¿no?.
Es decir, no sirve de nada que todo el mundo lo considere ARTE, si para mí no dejan de ser cuatro rayas, cuatro palos o cuatro hierros mejor o peor combinados.

Pero entonces un día ...Oh, sorpresa!! algo atrae poderosamente mi mirada y siento que una extraña fuerza me empuja hacia una deslumbrante amalgama de brillantes colores. Acudo, como las moscas aquellas, a la miel que por golosas quedaron presas de patas en él.
Y efectivamente, quedo presa.

No solo por el colorido, la alegría, el positivismo que se respira, sino por el mensaje que las imágenes me trasnmiten. Porque están pintadas con amor y cargadas de energía contagiosa.

Sobre Mónica Lignelli existen unas cuantas referencias en la Red. Esta argentina lleva mucho tiempo ya regando España con sus pinceladas. Solo con poner su nombre en Google Images encuentras ya una gama de color que te obnubila, y solo con detenerte en tres de sus cuadros al azar tienes la sonrisa (de la cara y del alma) garantizada.

Y si tienes la suerte de cruzar unas palabras con la autora, ya no tienes escapatoria. Mónica te conquista también como persona.

Yo misma salí con dos cuadros bajo el brazo. Uno de ellos lo encontré de una forma casi mágica. O fué él que me encontró a mí.

Bromas Muy Pesadas

Todavía no es 28 de Diciembre, pero claro, hay gente que es graciosa y bromista todos los días del año. No hay por qué esperar hasta esa fecha para gastar bromas pesadas y ligeras al prójimo. Y más en estos tiempos en los que si no nos reímos de nosotros mismos estamos perdidos.

Pero hay individuos que no tienen suficiente con la caca de plástico, el petardo en el cigarro, las bombas fétidas o los polvos pica-pica de toda la vida. Con ellos las bromas pasan de ser "reírse con " a "reírse de" aun a costa de causar sufrimiento.

Y es que últimamente menudas bromitas las que se gastan. Y no me refiero a la Banca Internacional ni a los políticos, que esos sí que son graciosos y salaos, sino  a estos programas que, siendo ya grandes clásicos, parece que se han vuelto a poner de moda en su versión más "heavy". Utilizan cámaras ocultas para grabar las reacciones de la gente ante cosas como apariciones de fantasmas en un ascensor (uno de los vídeos más vistos en Youtube, que casi provoca el infarto a más de un inocente; la monda lironda), o el más reciente de bromas telefónicas que ha conseguido que la vícitma de la gracieta se acabara suicidando. Mira que son graciosos en Australia, te mueres de la risa con ellos.





El caso es que ningún medio de comunicación ha contado claramente en qué cosistió la broma. Sabemos que iun par de locutores radiofónicos que tienen un arte que pa qué se hicicieron pasar por la mismísima reina de las Inglaterras y su vástaqgo, otro par de cachondos. Llamaron peor teléfono a un hospital y tuvo la mala suerte de responder la enfermera más sosaina del planeta, porque parece que gracia, lo que se dice gracia no le hizo la broma.
¿Qué le dirían? ¿La humillarían? ¿o es que acaso la mujer era demasiado susceptible? o tal vez tenía ya demasiados problemas personales como para que le fueran tocando las narices con la Realeza?. Quién sabe, eso nadie lo ha contado.

Conmigo que no cuenten para este tipo de humor. Si hay que elegir alguno me quedo sin duda con las cámaras ocultas de Summers. Aquellos "To er mundo es güeno" y "Tó er mundo es mejor". Eran otros tiempos.