22 octubre, 2010

CUMBRES BORRASCOSAS



Bueno, no voy a hablar aquí sobre la celebérrima obra de Emily Brontë, sino más bien sobre uno de mis tímidos hobbies: pegar gritos en lo alto de una montaña. Si no lo has probado nunca, inténtalo que relaja cantidad.

Pues sí, me gusta el campo, los paisajes que te invitan a relajarte y a pensar o no pensar según tenga el momento,respirar aire puro, caminar, explorar senderos y abrir otros nuevos aun a riesgo de poner el pie donde no debo (una boñiga de vaca por ejemplo) y subir todo lo alto que pueda porque desde arriba todo se ve desde otra perspectiva.
A ver, no te estés imaginando que voy por ahí haciendo ochomiles. Digamos que soy a la montaña lo que Edurne Pasaban al surf. Y cada uno que lo interprete como quiera.

Como en el mercado hay unas zapatillas de treking monísimas, recientemente me animé a calzarme unas y a lanzarme peñascos arriba. Y qué mejor sitio que los Picos de Europa. Destino ideal donde los haya porque combina la belleza paisajística con la riqueza gastronómica, dos cosas que me chiflan.
Y es que no hay nada que me guste más que salir por la mañana com mi equipo deportivo y mi vieja Polaroyd. Explorar el entorno, inmortalizar algún instante que otro y a la vuelta comerme un cachopo que no se lo salta un gitano a pies juntos, o una fabada o medio queso Gamoneu. Así soy yo, de gustos sencillos pero exquisitos.




Y una de mis últimas expediciones ha transcurrido precisamente en estos Picos de Europa y sus alrededores. Así que he vuelto relajada, refrescada, desbordante y rebosante. Porque no hay nada mejor para oxigenar las neuronas y el alma que el aire purísimo de las montañas, las conversaciones de tu a tú con las vacas de los praos y unos gritos bien echados desde las cimas.

3 comentarios:

Beatriz dijo...

Me alegro, me alegro :)

Truely dijo...

Me alegro lo bien que te hayas sentido y mira por dónde que yo también he pasado esos días por los Picos que comentas.

Y claro, por lo que cuentas de los gritos que pegas, va a resultar que nos vimos un día de algo lluvia y niebla intensa en los Lagos de Covadonga.

Lo que no me cuadra mucho es el tema del calzado, porque la chica que yo ví bajar corriendo y gritando por la ladera abajo hacia el Lago, juraría yo que llevaba unos botines oscuros con tacón, fíjate, qué locura y, a la par, qué glamur.

Sacas unas fotos preciosas.

Gracias por lo que nos tocan.

Lovely dijo...

María esa foto en el escritorio inspira más que el mejor de los musos que te puedas imaginar.

Bea, me alegra que te alegre.

Truely, sin duda la chica que tu viste bajar con los pelos al viento y los tacones al aire gritando como una posesa... no era yo. Pos eso...