23 diciembre, 2012

 
Aunque me gustaría dormirme hoy y despertar el 7 de enero fresca como una rosa, sospecho que nada me va a librar de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad.

Así que un año más me sentaré a la mesa y compartiré risas y penas (habrá que esforzarse para que sean más risas) con los seres más queridos que tengo en esta vida, que son mi familia.

Por suerte todos nos llevamos bien, de salud vamos tirando, y aunque la economía flojea, no nos podemos quejar cuando a nuestro alrededor vemos a tanta gente sufriendo y pasándolo verdaderamente mal.

Enmedio de toda esta farsa aún queda algún motivo de celebración y alguna cosa que agradecerle a la vida.